martes, 16 de abril de 2013

DIARIO DE UNA RUBIA



9 de Marzo de 2002 – Sábado

Nunca podía imaginar que por tenerme en abundancia, o por escasear en los momentos de apuros, fuera a crear tantos problemas a pudientes y desheredados. Todos me adoran. Los primeros, cuando me acarician en cifras altas, se creen los reyes del mundo, y con mi peso quieren aplastar la dignidad de los más pobres. Estos, que no me tienen, se pasan la vida pensando en cómo se harían ricos; solo para ponerse a la altura de sus superiores, estar en situación de iguales y tutearlos. Menos mal que eso no pasa todos los días. Pues el pobre que se hace rico, en la mayoría de los casos, acaba desgraciando su identidad, pierde la ilusión de ser y se convierte en esclavo de sus avaricias.

Todavía no sé qué pasa por las proximidades de mis confines. Ahora me fijo y cuento algo.

Ya dije ayer que los quehaceres en estas cuatro paredes son muy aburridos. Hoy está todo muy revuelto, pero eso no divierte. Los gestores de clientes deben haber llamado a los titulares de algún fondo para que lo cancelen e inviertan en otro depósito; no será el que más rente al ahorrador, sino el que más convenga al amo. Eso no se dice. Habrá que venderlo como sea. Pero como sea será difícil. Pues ya he visto y oído cómo algún cliente —más de uno— ha protestado levantando la voz porque sus millones (eran pesetas) no han ganado lo que le dijeron. El que acaba de salir se quejaba de que pierde en todo: en aquellas acciones que le vendieron, a traición, como buenas; en el plan de pensiones, que le aseguraron sería la panacea de su vejez; en una banasta de fondos, que era lo mejor que había, y hasta llevaba un seguro dentro. Todos igual, pero todos tragan y vuelven a fiarse de la seriedad de quienes les atienden, que es lo más valioso de este negocio monetario, tan sucio siempre.

Un empleado del departamento de riesgos ha salido al registro. Ha comprobado la propiedad del solicitante de un préstamo. Todo está en regla, aunque pendiente de inscribir la cancelación, reciente, de una hipoteca. Viene contando que el fulanito, el empleado que le ha atendido, al que todos conocen, está irreconocible. Es un chaval joven que ha perdido más de veinte kilos, no porque tuviese problemas de salud sino por estética. Se veía feo de gordo. Hay que ver el hambre que pasa la gente para gustar a los demás. Esto lo digo yo.

Los jefes también andan locos y amargan la vida a los currantes. Quieren que además de captar dinero hagan seguros de hogar. Pocos saben cómo se come eso. ¡Ya ves! Los agentes de seguros, los de verdad, emplean una buena parte de su tiempo en formarse. Ya me dirán qué explicaciones puede dar un bancario, sin ninguna formación específica, a un futuro asegurado. Qué falta de responsabilidad, la de los altos cargos. Con tal de trincar.
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20 comentarios:

Mila Aumente dijo...

¡Ay, Rubia, como te echo de menos!
Me alegro mucho de que vuelvas a contarnos tus andanzas, y esos pequeños o grandes cotilleos de tus viviencias por el mundo. De "ese mundo" que contigo era un poco más fácil.

Espero que pronto vuelvas a narrarnos, con la misma brillantez de siempre, alguna más de tus interesantes historias.

Gracias y un abrazo.

Alejandro Pérez García dijo...

Gracias, Mila. Esta Rubia está un poco loca y algo angustiada por el tiempo que lleva en ese encierro. Tu presencia, tu sensibilidad y tu forma de ver y entender la vida la llenan de satisfacción y ayuda. Eres un ejemplo para ella.

Besos.

Rosa dijo...

¡Hey mi chico!. ¡Tu rubia ha vuelto!, que ilusión me ha hecho encontrármela de frente y, de nuevo, con las pilas puestas.

Gracias por este regalo. Ha sido un placer leerte, como siempre, pero más porque te echábamos de menos.

Un abrazo enorme

Alejandro Pérez García dijo...

Gracias, Rosa, por visitar a esta Rubia, encantada de volver y compartir sus cuitas con quienes siempre la esperáis. El regalo es tu palabra de acogida y cariño, el mismo que yo pongo ahora en el abrazo que te envío.

Anónimo dijo...

Peseta, euro o doblón, lo que me gusta de estas aventuras es que cuentan cosas que van más allá de la anécdota y que, hablando de un momento concreto, tratan de los problemas de siempre: el dinero como símbolo de la ambición y el poder. Además,el ingenio con que están escritas, no merma la sincerirdad del tu planteamiento. A ver si algún día, podemos leer las andanzas de esta rubia completas...
Montse

Manuel dijo...

Y yo que también echaba de menos a la rubia!... Y es que, ya sabes querido Alex, las rubias me pierden.

Y si no vease las muestras de las dos comentaristas de más arriba: "pareja de Reinas".

Pero no tardes tanto en venir que, de alguna manera, somos coo el zorro de El Principito. Si no vienes a la misma hora nos desconcedrtamos.

Un abrazo, buen amigo.

Alejandro Pérez García dijo...

Querida Montse: Tu visita por estos rincones hace que la Rubia agudice el ingenio y mire con más interés todo cuanto ve. No cuenta nada que no sepamos, solo nos recuerda cómo somos ante la necesidad o la abundacia del dinero, al que tanto empeño dedicamos en nuestra vida.

Agradecido por el regalo de tu comentario, recibe muchos besos.

Alejandro Pérez García dijo...

Ay, las Rubias, Manuel. Son tan dulces, tan reinas y tan..., que siempre nos pueden y nos llevan por su calle preferida.

Mira esta mia, está apartada del mundo y así me tiene a mí,desconcertado -como dices- y lejos de los escaparates. Pero no te preocupes, tan pronto se descuide, aquí estoy otra vez.

Agradecido por tu visita, te envío como siempre un abrazo fuerte.

Mari Carmen Azkona dijo...


Cómo me gusta reencontrarme con esta rubia, con los recuerdos que despierta de mi pasado, y con las lecciones que me otorga para el presente. Aunar ambos tiempos y que no resulte extraño o anacrónico no es una tarea fácil, solo puede surgir de quién es bueno en el manejo de la palabra. Y tú, a la vista está, lo eres.

Como dice Montse, con el buen criterio que la caracteriza, “ el ingenio con que están escritas, no merma la sinceridad de tu planteamiento. “ Yo también secundo su deseo de verlas, algún día, todas recogidas.

Besos y abrazos.

Alicia Uriarte dijo...

Alex, muy dura la vida de esta peseta. Atrapada y obligada a ser testigo mudo de las truculentas andanzas que se gestan y acontecen en los bancos ¡y aún lo que le queda por ver! Miedo me da que lo cuente.

Siempre es un placer apreciar en tus palabras el brillo que va perdiendo la repudiada peseta.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Amigo Alejandro ya era hora de que dieras la cara con tu rubia pues sabes que me gusta leer lo que escribes y te echo de menos cuando tardas en enseñarnos algo de lo que haces.

Te pido que no tardes tanto y te doy un abrazo.

Luis Martin.

Bridal saree dijo...

Very nice post. I just stumbled upon your blog and wanted to say that I have really enjoyed browsing your blog posts.

Alejandro Pérez García dijo...

Querida Mari Carmen:

La Rubia, esta Rubia, pasó a la historia. Lo mejor es que no vuelva, aunque quienes la conocimos seguiremos con ella en nuestra memoria. No es difícil aunar tiempos pasados y presentes, no creas. El narrador, la Rubia, cuenta con un elemento a su favor: las avaricias, los egoísmos, las ansias de tener, están presentes en cada instante de la historia desde que el mundo lo es. Da igual que el poder los rubrique la señora Peseta o el señor Euro, "todos queremos más y más, y mucho más..." como decía la vieja canción. En eso no hemos cambiado nada.

Agradecido como siempre, recibe todo mi cariño.

Alejandro Pérez García dijo...

Querida Alicia:

Siempre es un placer verte por estos rincones del arrabal.

Tienes razón, esta Rubia, acostumbrada a fiestas de traje largo y a rondas de "picos pardos", lo pasa muy mal ahí encerrada. Por eso, la pobre, se desespera cuando solo la llega esa operativa material que hay en los bancos, que no va más allá de las miserias humanas. Conoce bien esa vida, porque siempre anduvo en ella, pero echa de menos la lisonja verbenera y el trato directo, sentimental, con la gente que compra el pan y la leche para el desayuno de todos los días.

Hoy te invito yo, Alicia. Como estamos casi en San Isidro, no nos faltan "Las listas", las rosquillas del Santo, y para beber un vino dulce de Arganda, D.O. Vinos de Madrid. ¿Qué te parece? Te gustará.

Muchos besos.

Alejandro Pérez García dijo...

Querido Luis:

Como siempre te agradezco tu lectura, tus palabras y tu espera. No creas que he tardado tanto esta vez, es que con lo de la criss me pasa como a ti con los acentos, poquito para no gastar.

Nunca faltes. Un abrazo, amigo.

Alejandro Pérez García dijo...

Bridal Saree, I am be very grateful to him for his visit to this literary space, and also for the amiability to a comment offer me. I am glad that he has liked it. I also have happened for his page and have enjoyed the creative work that exhibits.

With all my consideration.

Cris Gª. Barreto dijo...

Querido Alejandro:

Vaya! Esto me pasa por despistada...Mira que no haber visto tu magnífico texto hasta ahora...Vamos! Que tengo más delito que los banqueros.

Cuánta razón llevaba Alejandro Dumas al decir: "Si dais la impresión de necesitar cualquier cosa no os darán nada; para hacer fortuna es preciso aparentar ser rico"

Bueno, tal vez, exista un remedio para salir de la crisis, creo que consistiría en perseguir a algún banquero suizo que se escape, con gesto apremiado, por la puerta trasera del banco.

Cómo celebro que hayas vuelto con la rubia...Es decir, la peseta, jeje.

Gracias amigo por compartirlo.
Te felicito.
Besos,
Cris.

Alejandro Pérez García dijo...

Muchas gracias, Cris, por tu visita y comentario. Como siempre, aportas ideas y nuevas visiones enriquecidas sobre la realidad de la vida en un contexto literario, con tu sensibilidad y buen tino. Te lo agradezco de verdad.

No sé si existirá un remedio para salir de esta crisis que nos afecta a todos. Creo que, como dices, sería bueno controlar más a los banqueros, y a los políticos, que les consienten todo. O eso, o mi amiga La Rubia volverá con sus fueros y leyes de abstinencia. Nos falta poco.

Muchos besos.

NELSON CARDONA dijo...

AMIGO ERES ALGUIEN A EMULAR EN TU SENCILLEZ ,NO EN LO ABURRIDO QUE ESTAS PASANDO

Alejandro Pérez García dijo...

Nelson, agradezco tu visita a este espacio, pero permíteme, no acabo de entender la segunda parte de tu comentario. Si fueras un poco más explícito, te lo agradecería.

Saludos cordiales.